miércoles, 15 de diciembre de 2010

Volviendo a los orígenes de la antigua jardinería mediterránea: Significado de la xerojardinería


Es probable que esta palabra suene un tanto extraña, pero su significado es muy simple;  xerojardín o xeriscape (de xeros: seco y landscape: paisaje).

Los jardines de tipo Xeriscape tienen  su origen en Estados Unidos; en concreto en Denver (Colorado) en 1981, debido a los pronósticos de escasez de agua donde un grupo de trabajo buscó modos de reducir la cantidad de agua consumida en los jardines urbanos

La información sobre el Xeriscape se extendió en un año a los estados de California, Florida, Texas, Nevada y Arizona. En 1985 se fundó una organización sin ánimo de lucro: el Consejo Nacional para el Xeriscape, dando lugar a Xeriscape T.M como marca registrada.

Xeriscape se basa en siete principios:

1-    Planificación y diseño

Una planificación correcta de un jardín tiene en cuenta las condiciones climáticas, microclimáticas, vegetación existente, desniveles, usos previsto del propietario y la agrupación de plantas según las necesidades hídricas.


2-    Análisis del suelo

Los suelos varían de una ubicación a otra e incluso en la misma. Una mejora en este suelo influye para un óptimo arraigo de las raíces de las diferentes especies vegetales, además de mejorar el drenaje, la penetración de la humedad y la capacidad de retención del agua.


3-    Selección adecuada de plantas

Muchas de las plantas autóctonas y de las especies adaptadas soportan largos periodos de poca disponibilidad de agua.


4-    Zonas de césped prácticas

Situar esta zona donde vaya a tener un beneficio funcional como pueda ser una zona de recreo. Separar de las plantas ornamentales de manera que se riegue de manera independiente, ajustando la dosis y frecuencia de riego. Utilizar céspedes que requieran un consumo más bajo de agua.


5-    Riego eficiente 

El riego debe de funcionar de manera eficiente y efectiva, cubriendo las necesidades de las plantas.
Un diseño correcto del riego utilizando los elementos y materiales más idóneos permitirá un mayor ahorro de agua. Solo debe regarse cuando las plantas lo necesiten para ello se tendrá en cuenta los meses en los que la temperatura y humedad nos haga prescindir del riego. 


6-    Uso de cubiertas del suelo

Las cubiertas (mulching) en el suelo son vitales pues además de conservar la humedad del suelo y la erosión, también permiten que no proliferen malas hierbas que compitan con el resto de plantas ornamentales. Utilización de geotextiles, cubiertas orgánicas como la corteza de pino y áridos.


7-    Mantenimiento adecuado

Reducir el estrés de las plantas con siegas y podas adecuadas, también debe disminuirse los aportes de fertilizantes nitrogenados pues producen nuevos brotes en las plantas los cuales requieren más agua, además de esta manera reducimos el lavado de nitrógeno, por lo tanto es más adecuado la utilización  de abonos de liberación lenta. Manejo integrado de plagas, controlandolas antes de que debiliten las plantas.



De vuelta al jardín mediterráneo


Este moderno concepto de xerojardinería no es más que una vuelta a los orígenes del jardín mediterráneo en la que se añaden nuevos materiales e ideas.
Estos antiguos jardines mediterráneos eran proyectados en Al-andalus, donde el verdor no se perdía durante todo el año debido al óptimo aprovechamiento del agua y de las plantas.
La Alhambra de Granada es un ejemplo de estos jardines que han llegado hasta nuestros días.
Posteriormente el jardín español (Siglos XVI-XVII) recogió la tradición de la jardinería andalusí. 

Los mayoría de jardines actuales en la península ibérica se basan en la tradición anglosajona y centroeuropea, ajenos a las características climáticas de las mayoría de las regiones peninsulares en las que la escasez de agua predomina a lo largo del año, siendo por lo general las estaciones de otoño y primavera las épocas de mayor pluviometría.
Por lo tanto muchas de nuestras plantas autóctonas cumplen doble función para estos “jardines mediterráneos”como es la de ser vistosas y a la vez austeras.



martes, 7 de septiembre de 2010

Los árboles sufren



Casi todos los años pasado el invierno presenciamos las podas que se realizan en los árboles que hay en la ciudad  y en numerosas ocasiones quedamos boquiabiertos ante la desmesura en dicha actividad.
Dichas podas no benefician al  árbol para un correcto crecimiento, pues además del impacto estético, también existe un riesgo de que las numerosas cicatrices sean una vía de entrada para diferentes agentes patógenos.

Sobre el apartado de las podas ya se hablará en otro momento de una manera más extensa pues lo que se pretende en este caso, es dejar al descubierto ciertas actuaciones que no benefician a los árboles tanto en parques, iglesias, monumentos históricos y otros lugares de interés público.

De hecho el daño que se les produce no se refleja a corto plazo, sino en el transcurso de los años y que poco a poco hace languidecer en muchas ocasiones a estos leales generadores de oxígeno hasta llevarles a un aspecto lamentable o incluso la muerte.

Nos referimos con todo esto a las obras, cada vez más frecuentes, que se realizan en las ciudades y en las cuales suelen ser víctimas silenciosas los árboles que se encuentran dentro de las reformas a acometer. En algunas ocasiones nos preguntamos y no tenemos respuesta, el motivo por el que de repente ciertos ejemplares de un parque presentan cada vez peor aspecto.

La buena salud de los árboles no depende solamente del buen trato que que se le aplique a la parte aérea en el momento de las podas, pues también influye tanto o más el cuidado que haya tenido el sistema radicular y que normalmente pasa desapercibido a nuestra vista.

En el siguiente enlace perteneciente al Observatorio Convergente de Árboles singulares, están detalladas las buenas prácticas cuando se realizan obras o trabajos en el entorno de tejos monumentales, pero que puede ser aplicable a otras especies de árboles:

"No olvidemos que los árboles comienzan desde la raíces no desde la base del tronco".